CAPITULO I
CUANDO AÚN CREIA EN SUEÑOS
Y ahí está Laura la jovencita de 16 años llena de vida y de sueños, alistándose nuevamente para ir a su prestigioso colegio, no podría ser menos si sus padres se esmeran tanto en sacar a ella y sus hermanas adelante.
Es un día nuevo y Laura llega como siempre al colegio desganada pero inteligente, no ha acabado de entrar cuando en la puerta la auxiliar (la Sra. Maca, que se jubilará en ese puesto de aquel sacrosanto colegio) la recrimina por tener la falda del uniforme sobre las rodillas, ella la mira desdeñosamente y finge no haberse percatado de la llamada de atención y sigue el camino hacia la formación que ya esta casi a punto de empezar. Al llegar a la fila su casi única y mejor amiga Rosa le dice ¿porque has demorado tanto en la entrada?; Laura sonriendo le dice es que esa auxiliar me volvió a joder por la falda del uniforme… se miran y ríen juntas, al darse cuenta de que la auxiliar no estaba equivocada y la falda estaba demasiado alta.
El día a comenzado como cualquier otro en el Hermanos Blanco school, con rezos, himnos y todas haciendo caso omiso a lo que alguien hablaba en el estrado; obviamente debía de estar ahí hablando de cualquier tema al azar porque días atrás había llegado tarde y ese era el castigo impuesto, por nuestra linda auxiliar.
Entramos a las aulas y con nosotros la ya jubilada profesora Hilda Castro, (la profesora más antigua de nuestro lindo colegio) con una nueva clase de historia; las horas transcurren como cualquier otro día y mientras la profesora dicta su aburrida pero instructiva clase de historia, que algún día nos servirá como cultura general. Algunas garabatean en sus cuadernos; mientras otras conversan y se tiran papelitos consultándose que se iba a hacer en la salida, cuando todas planean ir al paradero de la avenida España a ver si encuentran sus enamoraditos y otras coquetean con los no muy agraciados alumnos del San Juan y la Gran UNIDAD ESCOLAR; MAS CONOCIDA COMO LA G.U.E.
Y Laura sigue soñando con salir y poder encontrarse con el amor de toda su vida Kike, enamorado que lleva con ella ya casi dos años, y al que toda su familia se ha opuesto por no ser de su mismo “Nivel Social” algo que en su gran familia de apellido con escudo no se permite; pero ella después de haber llorado y suplicado a su madre que es su sacrosanta aliada y confidente la deja; para como dice ella se vean en casa donde ella los observa los días que se encuentra en Trujillo y no se deban encontrar en un parque oscuro y sin vigilancia; donde la noche atrae los malos pensamientos y sus instintos sexuales puedan empezar a darse de manifiesto.
Y es por fin la hora de salida, y suena ese melodioso timbre que ya Laura conoce de memoria por haberlo escuchado ya los once años de haber estudiado ahí; cuando su inconfundible amiga Rosa le dice: ¿me acompañas al paradero?; Laura la queda mirando, con esa mirada que nunca nadie acaba de definir; y le dice: claro como todos los días, pues aunque ella no deba ir al paradero pues vive a no más de 5 cuadras del colegio, no tiene ganas de llegar a casa y sentirse sola como siempre, o con un nuevo lío entre sus hermanas, de esos que nunca faltan por la ausencia continua de sus padres.
Y es así como se encaminan las dos inseparables amigas al paradero, mientras charlan, Rosa le cuenta a Laura lo mucho que extraña a sus padres, que viven en España ya desde hace muchos años y lo difícil que se le hace a veces el vivir con sus abuelos y hermano, que nunca la comprenden, bueno los jóvenes siempre son incomprendidos para el resto del mundo.
Después de 45 minutos de esperar a que por fin pase una combi asesina medio vacía que la lleve hasta su casa se despiden con un gran abrazo como siempre, no sin antes dejarse de recordar que a las 4 se encontrarían nuevamente para ir al gimnasio, pues ya faltan muy pocos meses para la fiesta de promoción y ninguna quiere verse subida de peso y no encajar en los vestidos que aún no han logrado elegir.
Mientras Laura mira como su mejor amiga se acomoda en un estrecho asiento de combi y esta se a puesto en marcha aún con un pasajero que no ha acabado de subir, ella se encamina abstracta y meditabunda como siempre a casa, mientras camina por esas viejas calles que ya conoce de memoria pues las ha recorrido miles de veces va pensando en la última pelea que tuvo con Kike y si a este ya se le habrá pasado el mal humor para la noche.
Al llegar a casa se da cuenta que como siempre no hay nadie más que la misma empleada que han tenido hace ya varios años, la inconfundible María, una serranita menuda, muy vivaracha, que siempre anda cantando sus huaynos por toda la casa; empleada que su madre ha traído de Cajamarca para que se encargue de las labores del hogar mientras ella trabaja en esta ciudad, para como ella dice darle los lujos que sus hijas están acostumbradas a tener y llenar la alacena de alimentos cuando llega; que es como ella demuestra su amor, dándole de comer en exceso a todos cuando regresa de sus incontables viajes de negocios.
Hola María, le dice Laura al entrar a casa, ya llegaron mis hermanitas de sus múltiples ocupaciones; no señorita laura; aún no han llegado de la universidad, ni del trabajo, le sirvo ya su almuerzo; he preparado un rico ají de gallina, como a usted le gusta; claro Mariacha sírveme nada más, que ya sabes que yo siempre como sola, mientras para sus adentros piensa en como siempre aprovechar la ausencia de sus hermanas para echar la comida a la basura sin que la empleada se percate de lo que esta haciendo y de ahí se lo cuente a su mamá cuando llegue de viaje, y así no comer pues no quiere engordar ni un miligramo más.
Mientras laura se tiende en el sofá de la sala a ver que hay en la televisión y llenándose la barriga con mucha agua con limón helada para no tener nada de hambre, aparece Irene su hermana mayor que acababa de llegar de la Universidad preocupada pues su eterno novio César no la ha llamado aún de lima y no ha logrado hacer su quinto reporte del día.
-Hola Laura: para variar tirada en el sofá sin hacer nada- le dice Irene mientras, se dirige a la cocina para supervisar lo que Mariacha ha preparado para el almuerzo, además allí se siente como si fuera la hermana mayor, (aunque en realidad es la segunda de las hermanas) creo que esa forma de actuar le hace sentir más suficiente y superior a los demás.
Como siempre Mariacha sale de esa cocina, con esa sonrisa que nadie sabe porque nunca deja, como si en realidad viviera en una casa donde no hay tantos enredos familiares como los que hay en la que vive.
María le dice Irene, sirve pronto el almuerzo que ya es muy tarde y laura aun no ha comido, en eso estoy contesta maría a grito pelado desde la cocina como si quisiera que el vecindario entero se enterara de lo que acontecía.
Laura la queda mirando y tratando de no empezar con una nueva riña familiar se levanta del sofá, donde ya estaba muy bien acomodada y le dice por mi no te preocupes yo ya he comido muchas cosas en el colegio y no tengo ya nada de hambre; aprovechando sigue subiendo las escaleras hasta llegar a su habitación, desde donde sigue escuchando los gritos de Irene que amenaza con acusarla con su padre cuando llegue de viaje. Como si le importara piensa laura; mientras se prepara para darse un baño y alistarse para ir al gimnasio.
Es por fin la hora de ir al gimnasio y ya no se escucha ningún ruido en el piso inferior de la casa, así que decide bajar corriendo para salir sin ser vista y no verse inmersa en alguna discusión con Irene de esas que ella detesta tanto.
Es así como se encamina al gimnasio, pues aunque este queda lejos de casa, prefiere caminar y pensar un rato, de paso sabe que caminar le ayudara a endurar las piernas como le dice a diario su entrenadora; cuando por fin llega al gimnasio más cansada y exhausta de lo habitual y encuentra la tierna carita de su inseparable amiga. ¿Estas bien? Le pregunta Rosa; con cara de preocupación….
Claro, todo esta bien amiga, le contesta Laura sin darle mucha importancia a la pregunta de su amiga; solo estoy un poco cansada, porque vine corriendo.
Si deseas podemos comenzar la siguiente hora y en este momento irnos a tomar unas aguas bien heladas a la cafetería; no te preocupes amiga, ya me siento bien, es mejor que empecemos con nuestra rutina antes que nos quedemos sin ubicación en la sala de aeróbicos; esta bien le contesta Rosa, feliz de poder empezar con su rutina- vamos de una vez.
Después de 2 horas de aeróbicos, y una hora de maquinas, por fin han culminado con su rutina diaria, y salen las dos riendo del gimnasio pero con las mínimas ganas de volver a sus casas; vamos a casa a ver una pela le dice laura – no, es preciso que regrese temprano a casa, mi abuela, no esta en sus mejores días, así que no quiero tentar a mi suerte y tener mas embrollos con ella, no precisamente ahora que debo pedirle el dinero, para ver lo del vestido de promoción. Esta bien; mejor la dejamos para el fin de semana, y mañana por fin vamos a ver los vestidos – ok. Ok. Entonces así lo haremos; ahora démonos prisa, que ya es bastante tarde.
CAPITULO II
Escogiendo Vestidos
Por fin vamos a escoger los vestidos le dice Rosa a Laura que se ve un poco distraída, - laura me estas prestando atención – claro, claro, solo pensaba en algunas cosas. ¿Que te esta pasando últimamente? desde hace días te noto así de ausente, ¿sigues en contratiempos, con tus hermanas?
No para nada, al contrario casi ni las veo y a veces pienso que eso es lo mejor, así no podemos discutir; mi problema es con Kike, no sé porque ya me lo suponía – contesta Rosa ya casi disgustada con la sola idea – ¿y ahora cual es el problema de ese angelito? – el problema es el mismo, ya sabes, no sé porque sigue bebiendo tanto, ya es de casi todos los fines de semana, y cada que lo recrimino por ello, solo me dice que es su dinero y es su forma de divertirse, después de haber trabajado toda la semana ayudando a su padre en el aserradero. Te juro que ya no sé que hacer; a veces se torna agresivo, y me esta dando un poco de miedo. - ¿Cómo, es que acaso ese imbécil a osado golpearte? – no amiga, claro que no me ha golpeado, pero si es muy hiriente en su forma de referirse a mi cuando esta en ese estado. – bueno Laurita ya yo te he dicho incontables veces que él no te conviene, y no porque como dice tu familia, no sea de tu mismo estatus social; sino porque, es un tipo sin convicciones, sin ganas de superarse y se conforma con las propinas que gana con su padre, y encima se las gasta todas en sus vicios.
Él me ha prometido cambiar, y que va a estudiar, decoración de interiores que es lo que le gusta. – blah, blah, blah, lleva ya mucho tiempo haciéndote la misma promesa, Laurita, ya ni sé como le crees a todas sus patrañas. – fácil amiga debe ser, porque estoy enamorada de él y confío en que va a cambiar.
Vale, ya dejemos ese tema, que no me gusta que te pongas así, y peor que nos malogre la salida; mira ahí ya esta Gisela esperándonos a la entrada de la Boutique. – Si, creo que es lo mejor.
Hola Gise, le dice Rosa apenas la puede abrazar – ¿chicas porque tardaron tanto? Creí que ya me habían dejado plantada. - perdona, pero como siempre tuve que hacer mucho merito, antes de salir, para que mi abuelo no se opusiera. – bueno, es mejor que ya entremos a lo que hemos venido y nos demos un poco de prisa, pues ya no, nos queda mucho tiempo para esto.
Después de 3 horas de elegir modelos de vestidos, que no se vieran ni muy cortos, ni muy largos, ni muy santurrones, ni muy vulgares; 5 sesiones de pruebas previas, para ver que todo entallara a la perfección y más de mil horas buscando cada accesorio que combinara, con esos lindos aunque no muy ostentosos vestidos; llego por fin el gran día de la fiesta de promoción de las “Reinas del Cielo”.
Y así, llego el gran día; ahí estábamos todas nerviosas en la entrada del salón del “Restaurant Mochica de Moche”, al lado de nuestras respectivas parejas, esperando mencionaran nuestro nombre para hacer el ingreso a los amplios salones, decorados con inmensos ramos de flores y una alfombra roja, como si fueran a pasar princesas por frente al estrado donde se encontraban las tutoras de las respectivas aulas; todas teníamos caras muy nerviosas e intranquilas, pero yo trataba de mantener la calma y que no se me notara la impaciencia, que ya me estaba abordando. – Quédate quieta - me dijo Kike, mientras me tomaba con mucha más fuerza del brazo, todo va a salir bien. Y por fin escuche mis apellidos por los parlantes, y empezamos la caminata, hasta dirigirnos a nuestra mesa, ya antes numerada y establecida por apellidos; donde me esperaban el resto de compañeras de aula, las mismas con las que en casi los once años de estudio nunca compartí demasiadas cosas, pero en ese momento se mostraban prestas a divertirse y ser cordiales con todo el mundo; mi único alivio era que en la misma mesa se encontraba mi mejor amiga Rosa, con su nuevo y hasta el momento su único amor conocido, Alan; un chico no muy alto, pero bastante agraciado y cordial, un poco mayor que ella, lo que le daba un aire de seguridad, pero a la vez de amabilidad.
Después de muchas horas de haber empezado la fiesta, y cuando al fin pude quedarme un rato a solas con Rosa, me miro y me dijo: - tengo una mala noticia para darte, sé que tal vez este no sea el lugar más idóneo para esto, pero necesito hacerlo de una vez. Dime: Rosa me estas asustando con tanto preámbulo; es que no sé exactamente como decírtelo; - basta ya le increpe – no creo que el asunto sea tan grave y si lo es, es mejor que me lo sueltes de una vez y te dejes de complicar.
Bueno, creo que tienes razón, lo que pasa es que a mi esto me apena muchísimo; -bueno me lo vas a contar o no, inquirió laura con impaciencia– esta bien tengo que decirte, que mis padres han decidido, llevarme a vivir a Madrid con ellos, tú sabes que mis notas en el colegio, no son las más sobresalientes y si he acabado el año es con ayuda de Dios y la tuya por supuesto que no has dejado ni una sola vez de ayudarme a repasar, para los exámenes; bueno lo que pasa es que ellos hablaron con mis abuelos y comentaron mis rendimientos académicos y que ellos, ya estaban muy entrados en años para hacerse cargo de una adolescente rebelde, como me llaman ellos; así que sin mas ni mas, decidieron que debo viajar la quincena de Enero.
Laura no acababa de procesar bien la información en su cabeza, cuando por fin pudo articular palabra, la noticia le había caído como agua helada. – pero como así lo decidieron tan pronto, no pueden hacerte esto, y Alan ¿como lo vas a dejar? Se nota a leguas que esta muy enamorado de ti – tranquilízate laura por favor, suplico Rosa a su mejor amiga que ya empezaba a sollozar, justo cuando volvieron a la mesa, Alan y Kike que regresaban de los servicios.
¿Qué pasa laura esta todo bien? Pregunto Alan, que noto la tensión en el ambiente. – si, todo bien Alan, es solo la emoción de la última fiesta de colegio creo – bueno entonces voy a lamentar, sacarlas de su maravillosa fiesta de promoción, pero creo que ha llegado el momento de retirarnos; ya es un poco tarde y no quiero vérmelas, con el abuelo de Rosa; que debe estarme esperando con una escopeta en la puerta de su casa…jajajaja…Se hecho a reír él sólo.
Creo que va a ser lo mejor, respondió laura, al unísono; Kike es mejor que ya nos vayamos, Alan tiene razón y ya es tarde y tampoco quiero tener problemas con mis hermanas. – si quieren pueden irse ustedes reconvino Kike, que había formado un nuevo grupo con unos amigos que había encontrado en aquella reunión – bueno entonces sino te molesta, llevaré a Laurita también a su casa, para ahorrarle algún mal momento; se acerco a laura y le dio un beso en la mejilla en señal de complicidad y le dijo: vámonos amiga, es mejor que no le digas más, esta demasiado tomado y puede malinterpretarlo y estropearte la noche.
Fue así, como nos pusimos los tres de pie y empezamos a caminar hasta la cochera, donde Alan había estacionado el auto, que su padre le había confiado para la ocasión. – vamos Laurita, me apremio, él no va a venir, ya mañana cuando se le pase la cruda ya hablaran – sí, tienes razón es mejor que nos vayamos cuanto antes, esta reunión se ha tornado demasiado sombría para mí. Rosa la quedo mirando con los mismos ojos sollozos que laura había tratado de disimular antes – mañana hablaremos mejor amiga ahora solo trata de descansar, le dijo cuando se despedían a la entrada de la casa de laura. Y fue así, como esa noche con la que tanto habían soñado durante once años, se convirtió en una de las peores que le tocaría vivir y aún no había acabado.
Cuando laura se disponía a abrir las rejas de la entrada de su casa, y veía desvanecerse el coche de Alan, en la distancia, se apareció Kike, hecho todo un energúmeno, que la tomo con fuerza por los hombros y empezó a recriminarla. – ó sea tú que te has creído para hacerme quedar como un reverendo huevón, delante de todos mis amigos y salirte con otro; laura no tuvo oportunidad para contestar, cuando Kike le asestó una certera bofetada, que la hizo estamparse en el suelo, de donde la levanto para seguir jaloneándola a su antojo, lanzándole uno y otro improperio, al que ella solo atinaba a contestar que la soltase para que hablaran con tranquilidad; tratando así de esquivar uno y otro golpe que venían hacia su rostro violentamente.
De repente se encendieron las luces en el interior de la casa y apareció en la puerta, con cara soñolienta, pero algo malhumorada, Soledad, la cuarta hermana de los Güelfo, la mas dulce de todas las hermanas, que no se detuvo mucho a observar el comportamiento nervioso de ambos, con su aparición, y se limito a apresurar a Laura a que ingresara a casa, pues ya era de madrugada.- es mejor que ya te retires a tu casa Kike, estas ya no son horas de estar por aquí, creo que ya se han divertido bastante, adiós; tomo a laura por el brazo con dulzura y la introdujo a la casa, mientras cerraba la puerta de ingreso, sin darle más explicaciones a Kike del asunto.
Espero te hayas divertido en tu fiesta de promoción, aunque por tu aspecto desalineado, diría que has bailado eufórica toda la noche, que ni cuenta te has dado lo mal peinada que regresas; bueno ya mañana me contaras como te fue, es mejor que vayas a descansar, sin hacer mucho barullo, para no levantar a Irene, que no estará del todo feliz de verte aparecer a estas horas y de esa forma. – claro, contesto laura que hasta el momento no sabía, si estaba soñando todo eso y era la peor pesadilla de su vida. Reprimiendo las ganas de llorar nuevamente.
Cuando laura se encontró en su habitación, sola por fin, pudo llorar y desahogarse, dándose cuenta de que todo lo que estaba pasando era real, y no un sueño como ella quería creer, de pronto se miro frente al espejo y se percato de lo rojo e hinchado que tenia el pómulo derecho y pensó para sus adentros como es que los hombres sabían exactamente donde golpear para dejar los ojos así; es que acaso se los enseñaban de pequeños o iban a una escuela para eso? No lo sabía pero era lo de menor importancia en ese momento. Sabía que tenía que buscarle una justificación a ese golpe para mañana, antes de que sus hermanas se levantaran y la vieran de esa forma. Así que después de sacarse lo que quedaba de su vestido de promoción y ponerse uno de esos pijamas graciosos que su madre, no se cansaba de comprarle en sus viajes a lima; se encaminó a las escaleras del tercer piso y se dejo caer por ellas; el ruido fue tan estruendoso, que todas despertaron a ver lo que había propiciado tamaño escándalo; Irene fue la primera en llegar, hasta su lado, pues su habitación era la más contigua a las escaleras, cuando se acerco a ayudarla se dio cuenta de los golpes de la cara. Pero que es lo que te ha pasado muchachita inepta, mira lo que te has hecho en el rostro y los brazos, ya basta de gritarla Irene, no ves que esta asustada, le recrimino soledad que había llegado hasta las escaleras, casi al mismo momento que Mariacha. – vamos señorita le dijo maría, cuando ayudaba de un lado a laura a ponerse de pie, junto a soledad, yo le voy a poner unas hierbitas de mi tierra que van a evitar que su carita quede hinchada como una pelota para mañana – es así, como acompaño a laura a su habitación; cuando al fin se quedaron solas, fue que laura pudo llorar todo lo que había retenido hasta el momento. – no se asuste niña eso siempre pasa, sobre todo a usted que es un poco distraída, pero que pues iba a hacer usted a estas horas de la madrugada al primer piso.- nada mari, por favor solo tráeme carne y un poco de hielo para ponérmelo en la vista. – claro enseguida niña, ya estoy bajando por eso en este instante.
María se quedo toda la noche en vela, cambiándole las hierbas del rostro y untándole pomadas para el dolor en el cuerpo, buscándole algún tipo de analgésico que pudiera calmar el dolor que le había proporcionado esos golpes. – pero laura sabía que el dolor que en ese momento sentía, no lo calmaría ningún analgésico y menos una pomada, nada curaría ese dolor que sentía en el pecho, como si algo se le acabara de romper, era imposible comprender para ella en ese momento que le causaba mas pesar, si la partida de su mejor amiga tan lejos o el saberse golpeada y humillada, por el hombre que para ella era todo en su vida; al que se había entregado, por el que estaba dispuesta a dar todo y pelearse con su familia entera con tal de defender su amor. No supo en que momento perdió la conciencia y su llanto acabo por adormilarla y por fin después de muchas horas durmió.
Cuando despertó, las manos de Soledad le acariciaban el rostro: - ya te sientes mejor pioja, le preguntó; con esa dulzura que solo ella tenía – razón tenía la Mariacha, casi no tienes nada en la carita, solo esta un poco rojiza, seguro que cuando llegue mamá ni se dará cuenta del incidente.
Laura se sobrepuso en el respaldar de la inmensa cama que su madre se enorgullecía de haberle comprado y le dijo si flacu, ya me siento mejor, y con respecto a mamá no será necesario que se percate del golpe, solo bastara que entre por la puerta el jueves para que Irene se lo comunique con pelos y señales. – se miraron y rieron sin ganas, pues sabían que así seria.
No te preocupes por eso ahora, le dijo Soledad – quieres que conversemos de lo que paso anoche – la verdad preferiría tratar de dormir, sino te importa, aún no he dormido casi nada. Esta bien no te preocupes; repuso Soledad, descansa, Irene ha ido a la universidad y Liz esta en la tienda de papá, en un rato le diré a Mariacha que te suba el desayuno, ¿te parece? Claro, ahora solo déjame descansar por favor.
No había pasado mucho tiempo cuando volvió a sonar la puerta de la habitación; ¿Porqué solo no pueden dejarme dormir en paz?; grito laura, mientras arrojaba un inmenso almohadón hacia la puerta.
Hey tranquila, solo soy yo, articuló Rosa, cuando se disponía a entrar a la habitación, deja de arrojarme almohadas que he venido en son de paz; no había acabado de entrar a la habitación cuando se percato del golpe que laura aún tenia en el rostro, ¿pero que es lo que te ha pasado?, Soledad me llamo y me dijo que necesitaba que viniera a hablar contigo, que habías amanecido un tanto indispuesta, pero jamás menciono que te hubieses golpeado con nada. Cuéntame por favor que es lo que te ha ocurrido, que estoy comenzando a intranquilizarme….
Nada Rosa, solo me resbale la escalera cuando bajaba por agua, no me di cuenta y pise mal; eso ha sido todo. – mira laura, yo te conozco hace ya casi once años y hemos vivido cosas buenas y malas, por lo tanto me cuentas lo que te ha ocurrido o armo tremenda revuelta en tu casa, que ni Irene y su mal humor podrá tranquilizarme; así que habla de una vez, que sabes que no estoy bromeando.
Esa era mi amiga, bajita, súper tranquila, la chica más cariñosa y sencilla que yo conocía, pero irreconociblemente agresiva cuando se trataba de que algo me lastimara. Está bien balbucee entre lágrimas nuevamente, te lo voy a contar, pero prométeme que no se lo dirás a nadie. – esta bien te lo prometo suspiró Rosa; no amiga es en serio júramelo, sino, no he de contártelo. Esta bien laura no sé a que viene tanta promesa si sabes bien que nunca, contaría algo que me hayas confiado.
Esta bien, lo sé; anoche mientras Alan y tú se iban, yo me quede un rato tratando de abrir la reja de fierro y de pronto apareció de la nada Kike, completamente enfurecido; pues según él, lo había hecho quedar como un huevón delante de todos sus amigos, saliéndome del baile con otro y cuando trate de explicarle lo que había sucedido, me tomo por los hombros propinándome de bofetadas sin dejarme tiempo de explicarle nada, pues no paraba de insultarme ni de lanzarme improperios, en eso Salió soledad, que no se había percatado del barullo por lo adormilada que bajo y me hizo entrar, sin dejarle oportunidad siquiera de que Kike refutara la despedida.
Mientras Rosa miraba atónita y casi incrédula a laura, cuando esta culminaba su relato, quiso ella misma meterle una bofetada para que reaccionase; es que te has vuelto loca laura o el ultimo tornillo, que tenias en su sitio, acabo por perderse; que estas esperando para llamar a tu hermano Juan Carlos y contarle, todo lo ocurrido y que vaya y ponga en su lugar a ese maricón, Hijo de puta; como es que siquiera se atrevió a ponerte un dedo encima, es más, a reclamarte cuando fue él quien te dejó sola en media fiesta, que hubiese sido de ti, si Alan y yo no hubiésemos continuado para ese momento todavía en el local. Pero que esperas; párate de esa cama y vamos a ver a tu hermano en este mismo instante. – Rosa, tranquilízate por favor; nada hemos de ganar poniéndonos así; a nooo, volvió a bramar Rosa, que continuaba en un estado irreconocible, enardecida como si la hubiesen golpeado a ella, lo mejor va a ser, que yo converse con él y escuchar sus motivos. – es que en realidad has perdido la conciencia, que explicación puedes quererle encontrar a que alguien te golpee, como a un hombre, entiende no hay excusa sensata para eso, que va alegar que estaba ebrio, enloquecido o cegado de celos; no seas estúpida por favor, no me defraudes.
Fue en ese mismo instante, en el que laura acabo por perder el último ápice de cordura que le quedaba; y volvió a echarse a llorar, esta vez sin reparo alguno en gritar, sin temor a que alguien la escuchara; Sí tienes razón me debo de estar volviendo loca, ya no tengo ningún vértice de cordura, pero es que acaso no te das cuenta de que mi vida se empieza a desmoronar, primero tú con tu grandiosa noticia de dejarme; sabes bien que eres la persona en la que mas confío, que te quiero más que a cualquiera de mis hermanas y aún así debo aceptar tu partida y resignarme a no verte más; súmale a eso, que el hombre al que mas amo, en el que confío, con el que sueño casarme y ser la madre de sus hijos me haya golpeado en un ataque de celos o yo no se de que diablos, que a la única persona en la que en este momento se lo este confiando, solo atine a recriminarme y hacerme sentir más fatal de lo que ya me siento; que es que acaso crees, que esto es mi mayor sueño; obvio que no amiga, sé que las cosas no deberían ser así; solo quiero algo de lógica o buscarla donde no la haya, pues sé que aún no tengo las fuerzas necesarias para resignarme a perderlo así, como ahora debo hacerlo contigo.
Perdóname, atinó a decir Rosa, mientras entrelazaba entre sus brazos a Laura, que no hacía más que llorar desconsoladamente. Sin embargo a su vez había logrado decir todo lo que en ese momento sentía.
Prométeme, que eso no se volverá a repetir; sé en este momento, que sea cual fuese la explicación que lo perdonarás, solo quiero que me prometas que no permitirás, que lo vuelva a hacer; y otra cosa yo no me voy de por vida, ni menos me voy a morir, solo saldré del país, por un tiempo, hasta ver que hago con mi futuro, pero te juro que nunca perderemos contacto, tú eres parte de mí y yo de ti.
Y fue así como en ese momento laura entendía, que se iba su mejor amiga y el primero de sus sueños; que la gente que te ama, no te lastimaría jamás...
(CONTINÚA...Capitulos III y IV)