ANGASMARCA

ANGASMARCA
Conoce el maravilloso pueblo de Angasmarca

VILLA AZUL

VILLA AZUL
Conoce un lugar Maravilloso

Mujer Noche...

lunes, 25 de mayo de 2009



* Buscando en archivos pasados encontré el siguiente relato el cual lo escribí hace dos años, espero sea de su agrado:




Es la noche del matrimonio y Juancito mas que alegre, hay boda, habrá baile, habrá un banquete, no habrá cerveza, a él no le importa el amarillento líquido, a él nada le llama la atención, solo una esbelta mujer, con muchas curvas (mas abajo que arriba…) con un tormentoso mirar con un rasgado escote con los pasos que dejan mucho que pensar (es ya una mujer). Y es la segunda ves que Juancito la observa, sin embargo días antes en la boda civil la yegua no estuvo tan ávida como esta noche, que con tan prolongado escote se pasea de aquí para allá, llamando la atención de cualquier hombre… -Yo los vi a todos- hasta el pastor que realizó el casamiento, volteó su añosa mirada donde Diana Rosa Mautino, que esparrama sensualidad a lo largo del salón. Juancito al frente con terno a medias rastrea hasta el mas mínimo de sus movimientos y machaca su puré de manzana y saborea las rebanadas de pollo cual hombre descubriéndole un amor exasperado al tiempo en que destruye con espasmo la cónica forma de su porción de arroz… Habría que decirle hola puedes bailar conmigo? Tendría que abandonar a la familia para incursionar hacia el fondo del salón donde se afincaron todos los familiares de Diana por supuesto ella también… piensa lleno de optimismo Juancito.



Juancito, tiene mas que diecisiete años y le importa un comino la edad de la aludida. Por que en unos minutos ya están bailando, ella refriega su espalda en el abdomen del pobre Juan, es un escándalo bailar de tal manera en una boda donde la mayoría son señores reservados y religiosos, parece que a Diana no le interesa, ella cumple su rol de chica coqueta (y vaya que todo lo hace bien) y a Juancito se le ha despertado todo, como quisiera tenerla contra su frente y hacerla sentir su sangre…



Los invitados se han dado cuenta del baile impúdico de la Mautino, ella no es tan mujer tiene dos años mas que el pobre Juan, como que siente que deben mantener la discreción y no dejar que el deseo fluya…



-hola tu eres la prima de la novia verdad?-
-si pues y tú primo del novio no?-



Juancito responde afirmativamente, el terno lo tiene atosigado, pero no es inconveniente para pedir el correo electrónico (por si una tarde se encuentran y hablan de todo un poco), quien sabe puede que sea caballeroso no obstante la sensualidad posterior de Diana es mas sugestiva, ella acepta y le da el bendito correo electrónico. Juan bondad en mano guarda el papelito en el bolsillo de la camisa, con la mente estimulada se mide el tiempo; él tiene un Casio color negro en la muñeca, mira la hora le da un beso en la mejilla, ella sigue mirándolo con un énfasis como si dijera “y este mocoso atrevido que quiere conmigo?”. Juancito se siente triunfante, regresa donde su familia al extremo occidental de la pista de baile con el correo en el pecho y con la mente ideando el futuro y lo que pueda pasar mientras la hembra se quedó llena de dudas y contradicciones. Estudia educación le gustan los niños al menos…



A Juancito también le quedaron deducciones el tiempo lo diría… Después de algún tiempo se encontraron en el parque, ella estaba mas mujer todavía, Juancito con un agosto mas en su vida -teóricamente son enamorados- ambos se necesitan ambos son una sola pasión a veces se repelen otras pocas se aman, igual el sentimiento los ronda…



Él sabe como lastimar él ha sido de lo peor, él ha sido todo menos amor, la Dianita siempre lo busca a pesar de las canalladas de Juancito y regresa para que abrazada a él observen las oscuridad de la noche (como si fuera mucho estar viendo la oscuridad prosperar) su amor a veces estaba prohibido, pero mas veces estaba ofrecido, entonces Juancito era verano y ella invierno…
-“…nos calcinábamos el tacto mas de veinte minutos, ella se largaba yo suplicaba o viceversa, al fin lo que importaba era el amor…”- Cuenta Juancito.



Las manos de Juancito son de ella y los labios de la susodicha son de él, los besos regresan y las miradas van de frente, Juancito se intimida y a la salida está ella (queriéndola a su manera) para comprarle una galleta “casino” de lúcuma (que a él le fascinan) aunque él nunca regrese, aunque él haya sido un insensato casi todo el tiempo con sus imprudencias de niño por eso él le debe las disculpas de todo el tiempo, y el beso asfixiado también…



Él no puede decir mas por ahora, la odia y la quiere sin embargo mas la desea. Ella es la seducción hecha persona mientras él es un mocoso de dieciocho años que está escribiendo puterío y medio (en el diario) mientras ella se larga cuando se tiene que ir asi mismo obedece a los llamados urgentes de este canalla llamado pateticamente Juancito.



Juancito y la Diana jamás han hecho el amor parece que hoy día pueda ser no obstantante parece que jamás lo harán, al final el cuento termina en lo mismo: todos son felices y viven para siempre, lo que es yo sigo asombrado por las pasiones bobas esperando al amor, esperando a la ideal y consumiendo de esa adicción llamada Diana Rosa Mautino de la Puente. Eso sí , no la olvido ni la saco de la mente; será que nuestros pecados y el sinfín de cosas hechas o por hacer me dejan enfermizo…



NOTA: Como te lo prometí aquí está lo que pediste… yo el mocoso al que le gusta escribir cursilería y media queriendote un poquito mas y te espera para entregarnos nuestras carnes cual animales salvajes… aunque hoy en enero de 2007 no vuelvas mas, me da miedo me siento desamparado dame un abrazo te lo ruego…



JUAN CARLOS GALVEZ VELASQUEZ
Trujillo 30 de enero de 2007

Las Chicas del Pasado (Parte II)

viernes, 1 de mayo de 2009

(viene de la PARTE I):
…Pero yo no me tragué el cuento, como era posible que cambiara de opinión, ahhh no yo era un poco tonto pero no imbécil… Nunca imaginé que esa misma noche descubriríamos con lujo de detalles esa sospechosa enfermedad (que aquella mañana en plena clase luego de hablar con su mejor amiga y luego de aceptar una cita a horas inadecuadas conmigo) de manera intempestiva le hubo de sobrevenir. Aquella enfermedad que descubrimos a media noche y que se pronunció con sonoros síntomas de dolor…


Aquella enfermedad que incluso me llego a doler a mí...
Aquella noche descubriríamos ese su falso amor

II

- No compare tenemos que ir son vainas, o sea primero dice que si y en cinco minutos nos cancela?- Carlitos me reclamaba seriamente como si él fuera la persona agraviada.


-no compare me dejas picón, yo ya estaba pensando en la Vanessa, osea los cuatrashos la hacíamos linda – Cuando no Carlos con sus variantes (cuatrashos, o sea los cuatro)


-ya pe caballero, dice que está enferma ya fue será pa’ la próxima –


-no Juan no habrá próxima, esta noche iremos a ver si la negra está enferma -
-ohe pero yo la vi en clases, está hasta el perno-


-oye sonso!!!- me reclamó un ofuscado Carlitos.


-las mujeres son así, son frías, calculadoras, bocas flojas, te diré yo mano-


-ya ya maridazo… eres mas mocoso que yo y te achoras- todo burlón yo.


-y eso que tiene que ver? Ohee compare yo he vivido en Santo Dominquito, en Florencia, en callejón, estas con el hombre- Se jactaba de su acriollada procedencia.


-escucha sano, tienes que ser mosca, porque ella tiene su fama, no sé como has caído en sus garras, no seas sonso no te enamores, como decía un pata en la tele, el buen amante no se enamora, no seas cojudo Juan, tú tienes que ser el que le apague la luz y no ella a ti sano-


-ya Carlos, ahí vemos si esta noche iremos–


Toda la tarde nos pasamos en el dilema en si íbamos o no, Carlos al parecer parecía más empeñoso que yo y se mataba insistiendo (creo que me convenció por cansancio).
-ya compare si vamos- le dije


-hasta que por fin!!!- murmuró Carlos
-vas a ver, esta noche la hacemos linda, se hacen las tercias pero igual se las traen, yo sé pes son pendencieras -
-como que la hacemos?, el del plan soy yo no tu-
-nada Juan, por ahí estuve saliendo con Vanessa, vas a ver hoy día nos pinta-


No había más que pensar, Carlos era más experimentado que yo si de conquistas se trata. Me dio risa cuando dijo que andaba con Vanessa (la hermana menor de Violeta) eso explicaba el porqué de tanta insistencia… ahora me sentía mas comprometido con nuestro plan, ya que no solo era por mi si no por los dos, esa noche olía medio calentona y desde temprano planeamos nuestro ingreso (con todo y un croquis que Carlitos dibujó) decidimos ir aunque Violeta haya dicho que no, todo incauto yo (y ahí me tenía otra vez, dejándome llevar por las utópicas ideas de Carlitos) acepté ir ya que se trataba de una cuestión de honor (estaba en juego mi hombría) la que aparentemente había perdido el día en que ella me pidió que le chupeteara el pecho y ahora que se presentaba semejante oportunidad, (ni tanto porque igual nos dijeron que ya no vayamos) como decía Carlos, tenía que dejarme de cojudeces e ir con todo, ir a matar…


Habíamos quedado a las once de la noche y Carlos imprudente, empezó silbar… si se despertaban mis padres fracasaría nuestro plan.


Escuché el clásico silbo (el que hasta el día de hoy seguimos usando) y en puntillas, abandoné mi cama, me abrigué con una chompa extra y despacito, presionando la puerta como para que no chille, salí de la casa, temiendo que mi papá o mi mamá me sientan y me descubran… y Carlos imprudente seguía silbando y creo que cada vez más fuerte, ya lo estaba odiando de no haber sido que mi perro casi se escapa, felizmente no ladró porque si no estaba perdido…


Como no tenía llave, puse una silla detrás de la puerta y prácticamente la dejé entreabierta, caminé pegado a la pared, por si mi papá de casualidad se asomaba a la ventana que da a la calle y Carlos me vio y (menos mal no se le ocurrió silbar) caminamos, por la calle del mercado…
Lo noté preocupado y algo serio:
-que tienes sonso- le dije


-he perdido el plano y encima te demoras dos horas- me decía Carlos, y de hecho lo noté muy diligente para sus cuestiones de amoríos, luego casi me rio en su cara, pero fingí (cuando me dijo que había perdido su plano) me hice el dolido:
- pucha y ahora??- Le dije.


Y él mas atormentado que yo decía:


- si pues caballero entraremos a ciegas…- Pobre Carlos, tanto que se había esforzado en rondar la casa de las aludidas, incluso dibujó flechas y pasadizos por donde supuestamente íbamos a entrar en busca de una noche calenturienta… ahora no teníamos nada, solo una linterna de mano que le tomo prestado a don Abimael...


Caminamos la recta del mercado y luego bajamos por la calle de las chicas en cuestión y Carlos otra vez con su genio:


-ya compare a lo sinvergüenza ¡vamos!-


No había de otra y entramos por la parte trasera de la casa, en donde había un pequeño muro de adobes que a las justas sobre pasaba metro del altura.
-por aquí es, hay que entrar- Ordenaba Carlos y yo todo sonso y friolento trepaba el muro.
Y entramos como si fuéramos unos ladrones, había un pasadizo corto y quizá escuchamos los pasos que alguien daba en el segundo piso (pero hicimos como si no hubiéramos escuchado nada) y de repente al fondo alguien estornudó, no pudimos distinguir si era hombre o mujer… pero claro, Carlos hacía como si lo supiera todo (pero en realidad estaba más perdido y temeroso que yo)


-son ellas 'on!!! vamos al cuarto del fondo… pensando nomas porque su hermano está en el segundo piso, si nos chapa nos mata –


Nos acercamos de a poquitos y escuchamos a Violeta, quejándose de algo, como si estuviera adolorida o sufriendo…


-entonces si estaba enferma- le dije a Carlos.
-que tendrá di?-
-mejor vámonos de repente ahorita viene alguien o tal vez esta con su mamá-
-no seas sonso, Vanessa dice que están en la chacra los tíos-
-No Carlos, no la escuchas? Está muy mal-
-si ‘on tienes razón creo que son cólicos menstruales-
-sea lo que sea larguémonos de aquí!!!- le dije.


Que inocentes fuimos, se suponía que no debíamos hacer ruido y nosotros muy frescos estábamos discutiendo en pleno pasadizo en la oscuridad de una casa que no era nuestra y de la que si nos descubrían nos podían dar una paliza por ladrones…


Lo raro era que violeta se quejaba de una forma extraña (y por eso dudamos), nos quedamos callados, y como nunca, nuestras mentes cochinas acertaron (ya se deben imaginar el porqué de los gemidos) nos pegamos a la pared y luego a la puerta y sorpresa!!!


Alguien ahí dentro le estaba haciendo el amor a Violeta y nosotros pasmados, tiesos y mudos quizá maravillados ahí mudos e inmóviles alucinados, ¡era la primera vez que estábamos así de cerca de lo que era el sexo! Pero claro yo otra vez con mis cojudeces (como decía Carlos)


-tal vez lo están haciendo con ropa, solo es un juego – le dije a Carlos


-ves baboso, pa’ que te metes con jugadoras-


-vámonos ya fue on , nos vayan a chapar –


-espera a pique el pata habla y lo descubrimos, ta’ quien será no?-


-antes de irnos me voy a vengar- le dije perversamente a Carlos.


-que vamos hacer?-


Entonces vino la maldad, así como ella me hacía eso, yo iba divertirme un poco y le dije a Carlos:
-amarremos la puerta y nos vamos-


Carlos casi rompe en risas y aceptó además si el tipo que se encontraba dentro de la habitación se creía lo máximo por generarle esos turbulentos gemidos, nosotros le íbamos a fregar un rato, porque obviamente tenía que sufrir para desatar el pasador de mi zapatilla.
Carlos me dijo:


-hazle un nudo de coche-


Lo único que recuerdo, es que le hice como cinco nudos, mientras ellos mecían una cama chillona, mientras ella envuelta en su pasión, se contenía los gritos e intentaba que no salieran de su cuarto sin embargo fue en vano, porque nosotros ahí pegados a la puerta escuchamos e imaginamos como ese tipo desconocido en ese momento tocaba su cuerpo con una desesperación y un calor que a nosotros nos hizo escapar tan rápido que ni hubo tiempo de tener el sigilo que mantuvimos cuando ingresamos como si fuéramos unos ladrones…


-‘ta que pendeja no?- me dijo Carlos mientras se limpiaba el sudor de la frente.


Y a mí no me quedaba mas que aceptarlo (era el enamoradito, el cachudito, en pocas palabras el imbécil):


-si on tenías razón, ya pe caballero ya fue – Era lo único que podía decir.
Nos quedamos callados un rato y a Carlos lo notaba como si él también sintiera mi tristeza (aunque creo que a esa hora ya no tenía pena), al contrario tenía rabia por no haberle hacho caso al buen Carlitos, claro él sabe de mujeres pero yo terco cuando me dijo que ella era famosa ¡me lo dijo! Pero claro yo por andar de picaflor…


-vamos a dar un olímpico de repente por ahí encontramos algo de acción– dijo Carlos
Carlos nunca va cambiar, por eso lo quiero como lo quiero. Un olímpico quería decir un recorrido completo, hasta el estadio del pueblo, luego por el colegio y luego a las casa…
Luego vinieron las risas:


-Y nosotros que al principio creímos que estaba enferma-
-y yo pensé que era un cólico menstrual –


Nos chocamos las manos y nos reímos de la mataperrada que habíamos cometido y desde luego no parábamos de imaginar en cómo sería cuando el tipo iba salir de la habitación? Y de la que se iba armar si los descubrían.


En la caminata por el campo de futbol (como a la una y media de la mañana), por fin hablamos del desconcierto que nos mantuvo en silencio: ¿su hermana sería cómplice? ¿tal vez en lugar de Violeta fue Vanessa? ¿o peor aún era un inquilino? O su hermano mayor?... no quisimos volver para vigilar y desde luego ver de quién se trataba porque ya era más de la una de la mañana y una ligera neblina cubría el pueblo y veíamos como se difuminaban las luces de la calle (de un naranjado de sodio a un color más tenue) el cual por un momento me llenó de nostalgia ya que en ese momento pasábamos por la casa de los abuelos de Carlos y recordé a esa niña a la gringuita que un día se olvidó que de niños fuimos amigos y que ahora en el colegio cada día se ponía más linda y yo sonsonaso nunca le dije un hola, pensé en todas las cosas que pasaron esa noche y lo que habían pasado los meses anteriores y llegué a la conclusión de que con Violeta tuve una relación no apta para chicos de mi edad y no me arrepentía de lo que había hecho, porque en definitiva no llegué tan lejos como ella… y luego miré hacia la izquierda y vi la ventana del segundo piso (porque claro la gringuita de la que acabo de hablar vivía ahí desde que la conocí) y la imaginé (que enamoradizo fui en aquel tiempo) y me moría de ganas por quedarme dormido y despertar ya en el colegio donde al fin podría verla más de cerca a la niña que tiempo después hubo de ser el verdadero amor, mi primer amor…


Y de repente sentí un golpe en la espalda:


-ohe sonso estas mudo, jajajaj que dolor, yo te dije ves –
-nada, no es por eso gil-
-agua que no has de beber…- se burlaba Carlos.


Para nada, por eso ahora lo escribo como para que Carlos de una vez por todas deje de fastidiarme ya que hasta el día de hoy (mas cuando nos tomamos unas cervezas y recordamos los viejos tiempos) sigue pensando que yo sufrí mucho tiempo por ella, para nada al contrario yo olvidé todo cuando hacía los enormes nudos…


Esa noche volví casi congelado a mi cama y por suerte el perro no me ladró, aseguré la puerta y en la cama no podía dormir (estaba hasta el perno, creo que me había resfriado) y no fue hasta más de las dos cuando me quedé seco, pero antes de eso en mi mente ya buscaba la forma para que mañana en el colegio al menos pudiera decirle hola a la gringuita de la que les cuento, mejor dicho a Julieta, sí a Julieta la que estaba en tercero cuando yo estaba en cuarto año… que creen Carlos y Celia fueron los mediadores…
Continuará…