Es que un día me dijeron, descríbete, háblame de ti, dime que haces, y que es lo que te divierte y no sé que cursilerías mas, de pronto le dije esto es un interrogatorio? Es que no estaba preparado, las amistades si que saben sorprender, de vuelta a la casa, tomé mi habitual café, y decidí subrayar mi personalidad y completar esas preguntas que quizá por timidez me negué a responder…
Que si soy tímido?, antes que tenga trece o catorce años, era demasiado retraído, seguidamente de a pocos, me fui dando cuenta que hay que respirar profundo, que si hay alguien o situaciones que a uno lo ponen tenso, es bueno respirar profundo, y lentamente (eso lo leí en una revista) o también jugar con un lapicero, moverlo, jugar con el (esa técnica me la inventé ) y según mi profesor de lógica matemática, hay que cruzarse los brazos, mantener una buena postura muy empinada y hablar con claridad… sin embargo cuando era un púber, se me entrecortaba la voz y sentía unas corrientes de aire que se enredaban por entre las piernas y como que un temblorcito se envolviera por entre los dedos… Estos días también y de vez en cuando vuelvo a ser tímido, a veces me pasa que tengo que ver a alguien, y de repente uno siente esos vacíos traicioneros y me agacho la mirada, parezco esos cachorritos que se encorvan cuando uno les llama la atención, a veces camino mas aligerado e intento escapar de la situación… pero no crean que si estoy así de absorbido por la bendita timidez, no hago nada para contrarrestar, pues se equivocan, hace un tiempo aprendí que los caramelos de menta, me dan otro respirar, me componen tantito, un día me dijeron que un cigarrillo también te tranquiliza, cuando tuve dieciséis años, me ahogué con un premier que me pasaron… después no quise saber mas de los tabacos, aunque recuerdo que este año volví a probarlos, estaba disgustado un poco triste, se rebelaron los sentimientos y salí a caminar por el parque del frente, después de una coca cola, mi alternativa fue un Hamilton mentolado, lo hice con disimulo, no me gustó y en definitiva he sacado mi conclusión de que no odio a los cigarros y tampoco digo que no los volveré a probar, pero esa noche sentí como si me hincharan el esternón, me dio no sé que sentirme así y preferí tirar al tacho ese amargoso filtro y preferí comprar mis perpetuos caramelitos de menta...
Que si he fumado que si tomo?...
Un día cuando era cachimbo, salí con aquella alumna de psicología de la Vallejo, y tuvimos un romance fugaz, a parte de eso fue una confusión aun hoy no me explico que pasó y que fue de su vida después de aquella trágica amanecida con los amigos de su universidad… me dio un abrazo me besó yo también le di un beso me dijo que nos veíamos en la tarde donde el parquecito de entre los departamentos… la esperé mas de media hora y jamás regresó
Nos veíamos solo los días sábado, porque vivía demasiado lejos y porque nuestros horarios estaban fatalmente cruzados, por su culpa jalé física, si bien el que debía estudiar era yo (le pido disculpas si digo esto es que hubo un domingo que jamás debimos vernos…) ella era y sigue siendo un poco misteriosa, le encanta esa música loca, digo loca porque no me gusta, esas cosas punks, esos símbolos revolucionarios y la forma oscura de su vestir (aun así esos días ella era mi todo)… hasta que una tarde hablamos demasiado estábamos tristes, abrazados, contra la pared por las escaleras de algún lugar, nos tomamos un vino y algo más, sus ojos misteriosos, su mirada sometida al alcohol que proyectaba sus débiles efectos su cariño tempranero, sus labios desnudos amantes profanos como de novela infausta se hacían un habito y pasamos muchas horas así contritos… yo le suspiraba, le complacía, y vaya costumbre ella también era de las que fuman, fuimos por unos cigarrillos, ella pidió un clásico yo un mentolado (porque son los que menos aliento dejan) la vi agarradita respiraba hasta el fondo, aprovechaba el insociable humito, miraba hacia el cielo , expiraba su intoxicación, yo iba por ahí también, me traía a su frente , me hablaba con frenesí hasta que volvíamos a la danza de estar apretados el uno contra el otro, el infierno estaba a un paso, el pandemónium nos tenía enmarañados… ella quería marihuana, me dejó estupefacto, jamás en mi corta vida había conocido una chica que consumiera esa mierda, aunque hubo uno que otro conocido que fumaban esa bazofia natural nunca me la ofrecieron (yo me negaba y me niego rotundamente), no salía del sombro, era tan mía y al oír eso sentí como una cachetada a mis sentimientos , me quedé callado, le engañé le dije que una vez había probado pero que fue una mala experiencia y que no me gustó y que no pasa nada con esas cosas. Ella intentó llevar la corriente y mutuamente sin decir nada decidimos no hablar de eso, ella se dio cuenta que fue una barbaridad decirme si yo también he probado la cannabis sativa, aun así el daño ya estaba hecho… corregimos un poco nuestras posturas, y me enseñó como se dan los besos entre el humo de un cigarrillo, (por un momento fue tan alucinante) era tan percatada de todo lo que me decía y nos extinguíamos momentáneamente y no queríamos arrepentirnos de nada.
Por último, las citas de pronto fueron menos y como que los efectos triviales de nuestros encuentros no eran los mismos, desaparecía durante la semana y decía que si quería verme pero en el fondo era todo lo contrario, en nuestro ultimo encuentro libidinoso, la pasamos inolvidablemente, la computadora daba el tema de la película Titanic, nos hicimos a la suavidad de mi alcoba, la luz estaba apagada, y de pronto se hizo la noche nos confundimos hasta el sudor (como si supiésemos que era la ultima vez) sentí su cariño agonizante, salimos a prisa, casi a las ocho de la noche , la acompañé a la avenida América hasta el paradero, nos despedimos como si nada, y así fue como terminaron esos cariños extraños sin embargo al cabo de unos meses (mas de tres) nos encontramos fuimos amigos y tomamos un trago para amenizar el reencuentro, quise besarla y me dijo que todo lo que quisiera pedirle que se lo dijera de sano entonces tomamos el taxi aun así muy amigos se apoyó a mi pecho y como a la media noche la dejé en la casa de sus abuelos me dijo : “cuidate mirada” le dije lo propio y se marchó…
Trujillo 17 de agosto de 2007
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