
Los domingos por la tarde, fueron y son de extrañeza, -algo separados de la rutina-, habitualmente duermo hasta mas de las nueve, es que aprovecho para recuperar las horas de sueño perdidas durante la semana, improvisadamente el dulce hecho de dormir de pronto se ha vuelto una de las cosas que mas placer me da. Despierto con la urgencia de ver los programas dominicales que pasan por la mañana, gusto mucho de los reportes que informan los acontecimientos de la semana, por eso que el sábado antes de acostarme pongo a un lado en mi velador o en una silla junto a mi cama el control remoto para que al despertar la televisión sea mi temprana compañía, esta mañana la pasé pasmado y haciéndome la pregunta: ¿Cómo pudo pasar eso? O repitiéndome palabras como: “cha diabo pobrecita esa gente” miraba en la tele las imágenes del sismo que remetió el sur peruano, y cambiaba de canales y en la mayoría pasaban lo mismo, le di unas gracias rapidísimas al todopoderoso por mantenernos intactos y aun en mi cama me acomodé para ver las escenas de sufrimiento así como las de esperanza y solidaridad que devuelven los ánimos, nunca en mi vida he vivido un terremoto…
Desde que vivo formalmente en Trujillo, los domingos se hicieron solitarios, será por que yo los hice así o porque es el día que se hacen cosas diferentes a los normales, sea como sea, los domingos despierto cuando estoy empachado de haber dormido, corro las cortinas para ver si hay un poco de luz en este cielo que últimamente solo sabe estar nublado y húmedo, mas no abro la ventana porque me inquieta la bulla que hacen unos mocosos que religiosamente todas las semanas juegan básquet al frente, luego veo televisión abro mi correo electrónico también entro al chat pero como no conectado, y escucho música, el desorden de mi habitación llega a su fin de a pocos lentamente, un cuarto de hora para tender la cama una media hora para barrer una hora para recoger el desbarajuste de ropa, libros, hojas, más ropa y algunas cosas por debajo de mi cama, la mañana se alarga o quizá la estiro, a veces me olvido de desayunar con tanto afán que ociosamente y de a pocos tengo que hacer aun así cuando me acuerdo de mis alimentos ya son las doce o mas, me da gusto terminar ver todo en orden, recoger mi ropa que tal vez estuvo mas de dos días soleándose en el tendedero, traigo todas las prendas a mi cama, y siento una especie de placer al ver la limpieza que he logrado –ver la blancura en algunas ropas que yo mismo lavé- ermitaño a veces doblo mi ropa como algunos días aprendí de mi mami y también pongo en orden el ropero o la cómoda, al final de todo cuando creo haber terminado me interno en la ducha…
Ya mas del medio día casi a las dos, ya cuando nuestro tercer piso parece estar en orden, tomamos las cosas, y vamos almorzar donde mi tío Carlos y para variar nos vamos en taxi –la mayoría de las veces mis hermanas pagan la ida- si aun hay tiempo antes del almuerzo pasamos por el cementerio a dejarle flores a mi abuelita, caminamos muy lento dentro del campo santo, nos persignamos limpiamos su lápida me da mucha pena pienso exageradamente en mi abuelita, y soy un cobarde porque quiero llorar y no puedo, al cabo de unos minutos rezamos algo, volvemos a santiguarnos y nos marchamos…
Digo: Los domingos por la tarde, fueron y son de extrañeza, porque cuando estamos de regreso, ellas mis hermanas como de costumbre salen a la confirmación aquí a la vuelta en la parroquia de la Noria, y en el primer piso casi todos salen, teóricamente me quedo solo, es ahí cuando después de la siesta siento ese pavor que junto a la soledad se hace sentir, me gusta escuchar música romántica, y dejar por un momento las preocupaciones, pienso en mi madre e imaginariamente la abrazo si la sensación sigue la llamo por teléfono me dice como estas le digo que bien y que extrañándola así mismo le pregunto por mi papá me dice que esta bien y que me manda saludos, me pregunta por mis hermanas y al rato me dice que corte que no gaste mi crédito que ella luego me timbra o que en la noche entra con mi papi para comunicarnos por internet, ya mamita cuídate le digo, entonces siento una breve mudez en el fono el gélido frio regresa y cuelgo.
Esos domingos estos domingos, las paso alistando las cosas para la universidad, chateando pausadamente, escribiendo estos soliloquios que me alegran que me ponen triste, leyendo algunas obras de Gabo, caminando por el pasaje en busca del pan, también tomo jugo de frutas y me como mi galleta casino de lúcuma que tanto me gusta, sigo y sigo escribiendo me pongo mi chompa porque el frio estremece, parece que no pasara el tiempo, de repente suena el celular por ahí un amigo que se acuerda de saludar, nos reímos por sandeces –finjo mi risa descaradamente - le llevo la corriente y le agradezco por llamar, también me llamó una amiga de Cartavio le dije buenas noches que se abrigara por la frialdad que envuelve el ambiente me alegró oír su voz me dice que esta haciendo dormir a su bebé, yo le digo que ando solo por aquí y con mucho frio y que ya casi termino este articulo que habla de mi mismo –que altanero pensé -
A oscuras, termina mi domingo –a la luz de la lamparita de estudio-, algo encarcelado, algo raro, pensando en las personas que me hacen falta, escribiendo así de una forma enredada, intentando hacer la tarea, oyendo mucha música, mirando a la cámara web para hacer sonreír a otros seres algunos indiscutiblemente mas importantes que otros aun así todos son especiales, como si fuera una broma ya es la media noche, he pasado un día sedentario, y mi televisión sigue para mi lado derecho, la mayoría de conductores se despiden y sus programas ya terminan, la ventana esta cerrada no hay bulla al frente pero si este frio insoportable al que de a pocos le estoy guardando rencor, fue domingo y por la tarde sufrí un poco, en unos minutos se termina mi domingo siento una especie de desencanto ya que mañana cuando amanezca volveré a sumergirme en la rutina… Por lo que vi en las noticias y por lo que pasó la semana pasada ahora sí antes de dormir me persignaré y le rezaré al cielo por si me quedo dormido y a la tierra le de la gana de temblar, es que duermo en el tercer piso y me da miedo pensar en esos movimientos geológicos, traigo mi celular con la alarma para las 6 am, alisto mi ropa, veo con alegría mi lecho quiero ya mismo sentir esa ricura ese placer de dormir a mis anchas en la exquisitez abrigadora de mi cama, apago la luz y me arrullo hasta quedarme dormido….
Domingo, 19 de agosto de 2007
0 comentarios:
Publicar un comentario