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RESEÑAS DE UNA VIDA EXTRAÑA (Capitulos III y IV)

miércoles, 3 de febrero de 2010

NOTA: EL SIGUIENTE RELATO PERTENECE A MILAGROS RAFFO, una gran amiga con quien tengo constante comunicación, ya que ambos compartimos la afición por escribir. En un gesto de amistad ella me dio el permiso correspondiente para publicar este relato conformado por 4 capitulos, que esperamos sean de su agrado...


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CAPITULO III
LA GRAN BODA DE LA FAMILIA GÜELFO



No había pasado mucho tiempo desde la partida de la mejor amiga de Laura y de su última reconciliación con Kike, cuando se tuvieron que empezar a hacer planes para la gran boda del año en la familia Güelfo, la querida y sonriente Irene, como la llamaba sarcásticamente Laura, había conseguido superar la infidelidad de César con su algo confundida y patito feo, hermana Liz; algo que causo un gran problema en la familia; pero del que por supuesto sus padres jamás se enteraron, pues para variar y aunque hubieron tirones e insultos, ellos nunca estuvieron en casa para tranquilizarlos.



Bueno, el patriarca de la casa el señor José Güelfo, se encontraba inevitablemente feliz, por el acontecimiento que iba a tener lugar, mientras la madre, la Sra. Jesús, iba de acá para allá, con Irene tratando de que todo quedara en su lugar y como Irene había soñado, con todo lo más caro, obviamente no importaba a costa de que, o de quien, pues sabía perfectamente que la que acabaría asumiendo hasta el mas mínimo gasto, iba a ser la madre, aunque para ello hubiese tenido que vender la última pieza de mercadería que tenia en sus almacenes.
Y fue así como empezaron a escoger las invitaciones de satín, el lugar campestre en Moche, para que pudieran hacer el espectáculo de caballos de paso, para los invitados foráneos, los cuales eran los que al padre de la novia mas le interesaba impresionar; se escogió el majestuoso vestido de novia con una cola, bastante extravagante al parecer de Laura; pero viniendo de Irene, nada era exagerado; la vajilla, los manteles, los toldos y todo lo que hubiese sido necesario para complacer los limites incomprensibles de su hermana; pero en el fondo con lo que Laura también anhelaba conseguir algún día; es más, eso era lo que ella más añoraba.
Y así fueron pasando los días, hasta que por fin llegó el GRAN DIA, el día de la boda de Irene, empezaron a llegar los invitados lejanos; el tío que se postulaba para Congresista, el ex Diputado de la República, el Comandante de la F.A.P. y así sucesivamente los múltiples y singulares patriarcas de la familia Güelfo, de la cual el padre de Laura se sentía completamente orgulloso de pertenecer, aunque como Laura decía su apellido nunca la había favorecido en nada y menos le había dado de comer, pues todo lo que tenían se lo debían a su madre, quien precisamente no venía de ninguna familia de abolengo, sino más bien de una sencilla familia trujillana, en la cual había aprendido que el trabajo era el medio esencial para salir adelante, en consecuencia ella no se cansaba de inculcarle el mismo tipo de educación a sus hijas.
La mayor alegría en ese momento de Laura era el encontrarse con su grandioso primo José Carlos Güelfo; alguien como ella, aunque mayor que ella por algunos años, pero con el que congeniaba en todo y al único que podría decirse de toda la familia, al que ella consideraba “su familia”.
Primita “sopa de pollo” le decía: José Carlos a Laura mientras la estrechaba entre sus brazos, apodo que le había puesto ya hace algún tiempo, pues cada que se encontraba en algún viaje con Laura; esta se encontraba leyendo algún libro de sopa de pollo, ya sea para el almas solitarias ó para madres ejemplares, de esos libros que laura no se cansaba de leer. –jajaja, nunca te olvidas de ese apodo primito – como me voy a olvidar de mi primita sopita de pollo, eso nunca; se miraron y rieron juntos.
Bueno que dices prima, habrá que empezar a catar ese pisco que han mandado de las reservas de la hacienda de la abuela y se volvió a echar a reír –no vaya a ser que después los invitados tengan alguna queja – volvieron las carcajadas.- hay Jóse, tu nunca vas a cambiar- claro que no, y espero tú tampoco; bueno mejor hay que hacerle caso a la tía Jesús y empezar con el salón de belleza y esas pendejadas que Ustedes las mujeres acostumbran, para verse mas lindas de lo que ya son, ya dejaremos la cata para más tarde ok.
Bien primito, yo debo aún arreglar algunos asuntos de mi indumentaria que no he culminado, pero más tarde te prometo tomarnos unas copitas de ese pisquito iqueño que tanto te gusta; a y de paso presentarte al primo nuevo pues. – jajaja, ese que ni aparezca, si quiere continuar con sus dos piernas; jajaja no mentira primita, llévalo nada más para darle el visto bueno.
Y así, después de la misa, cincuenta bailes de vals con todo el mundo, el show de marinera, el baile de caballos de paso; haber degustado la riquísima cena, que nunca entendí que fue, es que empezó la fiesta por fin, y llego el momento mas temido por Laura la hora de los saludos, con los grandes del clan de los Güelfo; todos con el mismo discurso de siempre; ¡que grande estas!, ¡que linda te ves! Y el más convencional, ¡eres toda una Güelfo!; como si a laura le importara eso. Es mas ella aún no sabia que hacia en ese lugar a ciencia cierta, ah claro; era la boda de su queridísima hermana Irene, como si a ella le importase que estuviera ahí.

Después de un buen rato de que laura anduviese escondiéndose de la familia, encontró una mesa alejada de todos los patriarcas, con algunos amigos en la que pudo sentarse al fin con Kike, que comenzaba a exasperarse con tanto saludo, y ahí llego mi querido primo José Carlos, con una cara muy seria, dirigiéndose directamente a Kike; - así que tú eres el primo que se me ha estado escondiendo toda la noche - , El susodicho se paro de un salto de su asiento y se apresuro a brindarle un apretón de manos; - bueno me alegra conocerte y saber que mi prima esta en buenas manos, pareces un buen muchacho y más vale que lo seas, porque sino, no habrá piedra bajo la que te escondas, si lastimas a mi sopita de pollo- y nuevamente se hecho a reír. El atónito Kike que no lograba articular más de una frase continúa, pues no supo si esa, era realmente un broma o una amenaza directa; solo atino a reírse con él.
Y de pronto mientras la fiesta transcurría con la mayor normalidad y como Irene había planeado, segundo tras segundo durante 12 años, ocurrió algo que nadie tenia en mente, por la puerta de entrada; bella como jamás se le había visto antes y con un garbo y elegancia, que solo eran propias de ella, apareció Marita, la hermana mayor de las Güelfo Baldizar, aquella que se había ido 12 años atrás a vivir a Argentina, cuando aún era apenas una chiquilla, pero la que tenia ganas de salir tan pronto como le fuera posible de esa casa, como lo era para cada una de sus hermanas; pero nadie tenia el valor de admitirlo. Era la misma que volvía ahora, con la diferencia de que ya regresaba casada y con un bebe de 2 años, al que solo habíamos conocido hasta el momento por fotos.


Todos se miraban atónitos y nadie podía salir de su asombro, cuando dirigiéndose a su padre, atino a decirle; pero que es lo que pasa, nadie me va a dar un abrazo a mí y a mi hijo ó es que acaso ya no pertenezco a los Güelfo Baldizar, su madre la Sra. Jesús, fue la primera en salir a su encuentro, y soledad que estaba enterada de la “sorpresa” también corrió a abrazar a su entrañable hermana y su sobrino el famoso “Che Diego” al que solo habían logrado ver en algunas fotos, junto a su familia en un país extranjero.


Cuando Laura animada por el resto corrió a abrazar a su hermana mayor, esta correspondió el abrazo con ternura, propia de ella, pero la separo de su cuerpo y le dijo: - ¿tú eres amiga de soledad linda? – laura solo atino a separarse del cuerpo de su hermana y al mirarla le dijo. – es que no me reconoces?, soy yo Laura. Marita la tomo nuevamente entre sus brazos eufórica, ¡por Dios! pero como has crecido pioja, te juro que no te reconocía, estas hecha toda una señorita; si me parece ayer cuando te llevaba al colegio. – claro, claro le respondió laura aun dolida por no haber sido reconocida, ella no creía haber cambiado tanto para eso –


Mientras Irene seguía mirando desde una esquina el rencuentro de su familia y no soltaba la mano de César, no se sabia si por la impresión de volver a ver a su hermana después de doce años, o el de que su llegada estuviera empañando el matrimonio y quitándole la exclusividad y los abrazos, que ella sabía que esa noche solo le debían pertenecer a ella. Fue cuando Marita se le acerco cariñosamente y le dijo; espero no estropearte el matrimonio con mi llegada, como si le estuviera leyendo el pensamiento; - claro que no, le contesto Irene, que fue empujada por Cesar, hacia los brazos de su hermana recién llegada; eres la mejor sorpresa de la noche, atino a decir; mientras Cesar la apartaba para abrazar a su Cuñada de toda la vida y a quien le había costado tanto conquistar, cuando eran chicos y ella le diese el permiso para cortejar a Irene, que en ese tiempo dependía de sus permisos para salir, debido a la ya conocida ausencia de sus padres.
Y la fiesta empezó nuevamente a transcurrir como lo planeado cuando para Laura volvió a pasar algo inesperado; - Hey Laura ven acá un momento, bramo su padre, desde una esquina donde se encontraba con su tío Armando Güelfo “el señor comandante de la F.A.P.”; un tipo de estatura prominente de más o menos 1.85 mts., canoso y de una carajeada en particular; - ven acá sobrina o es que no me quieres dar un abrazo - (la verdad es que Laura así lo hubiese preferido). ¡No, tío como vas a pensar eso, si yo te quiero tanto!


Bueno hija, comenzó a parlotear el tío Armando, hemos estado acá conversando con tu “GRAN PADRE” y me comenta que recién has acabado el colegio, así, que le he hecho una grandiosa propuesta, la misma que estoy seguro a ti te fascinara. – Así tío, pues de que se trata todo este asunto, consiguió decir Laura – Bueno, como sabrás yo soy Comandante de Las Fuerzas Armadas del Perú, así que le estoy diciendo a mi hermano que te postules a la FAP.; no tendrías que rendir ningún examen, solo habría que realizarse el pago debido, cosa que no será problema para tu padre; y ya estas adentro; estoy seguro que ayudaras a tu padre a realizar su sueño de tener un “hijo militar” y de pasadita tú también podrás realizarte.




Laura quedo paralizada con la noticia, como si le hubieran echado agua helada en el rostro, obviamente el pertenecer a una fuerza armada, nunca había sido uno de sus sueños y aunque no había decidido bien que carrera iba a seguir, ni en sueños quería ir a vivir a Lima y dejar al amor de su vida y mucho menos, ser una aviadora o una cosa por el estilo. – la verdad tío, comenzó a articular, yo aún no estoy muy segura de que carrera voy a seguir, lo más seguro es que me decida por estudiar Derecho como mi tío René y mi tía Graciela, que es lo que más me agrada; aparte de pintar – No, pues hija, esas son cojudeces, cuanto abogado mediocre hay en este Perú, y no es por faltar a la grandiosa carrera que lleva mi hermano, el Ex Diputado y mi fabulosa cuñadita Chelita, pero ya hay mucho abogado pendejo por ahí, mientras que tú sabes que pertenecer a la F.A.P. es un honor, que no muchos tienen, o que disponen de la facilidad y economía, que tú tienes en este momento para ingresar; pero bueno, te dejaré que lo asimiles y ya seguro me estarás visitando en lima, para hacer los trámites respectivos; confío en tu buena cabeza hijita, alcanzo a decirme, mientras mi amoroso primo José Carlos, me apartaba de ellos, con la cautela y respeto que los patriarcas se merecían.



Tranquila, sopita de pollo, alcanzó a decirme mientras me disponía en la pista de baile y escuchábamos “Rebelión de Joe Arroyo”; eso es solo cosa de los tíos, tú podrás ser lo que tú prefieras, la tía Jesús jamás dejaría que te obliguen a nada, ya cálmate y cambia esa carita de susto que traes, y bailemos nuestra propia rebelión, y le dedico una sonrisa que sólo él sabía darle, y en la que ella confiaba tanto.
La gran boda finalizó, como también estaba planeado con todos los invitados maravillados, por todo el espectáculo montado para la ocasión, pero digno de la “princesa” Güelfo, que acababa de contraer nupcias y lograr por fin con eso alejarse del hogar.









CAPITULO IV
SUCESOS Y DECISIONES INESPERADAS


Ya habían pasado algunas semanas después de la gran boda acontecida en el hogar y la llegada de Marita y él “che diego”, como todos lo llamaban; cuando nuevamente el padre de laura la hizo llamar a su despacho en uno de los almacenes de mercadería, que tenia en el centro de la ciudad. – el mismo del que Laura tenía tan malos recuerdos y detestaba de solo pensarlo.-






Pasa laura, le dijo su padre al notar su llegada, con la misma frialdad y brusquedad que al él tanto lo caracterizaban, bueno no quiero quitarte mucho tiempo ni que tú me lo quites a mí, pues no tengo tiempo para perder contigo; así que iré al grano como siempre, necesito que te apersones al colegio y retires todos los documentos que tengas que retirar de ese lugar, y acá adjunta se encuentra la lista de solicitudes y documentos que necesita tu tío Armando, que le hagas llegar a la brevedad posible para lo de tu ingreso a la FAP. Con lo que respecta al dinero que puedas necesitar para realizar dichos trámites, acércate a la tienda y pídeselo a tu hermano Juan Carlos, que él ya esta enterado de todo y te los facilitara; no tengo más que decirte por el momento, solo que te tomes esto muy en serio y lo hagas a la brevedad posible; así que ya sabes anda despidiéndote desde hoy de ese “pobre diablo” que tienes de “enamoradito”, porque no te quedan muchos días en Trujillo y dudo que de acá puedas volver pronto.

Laura solo atinó a pararse de inmediato, cuando creyó que las ordenes y directivas de su padre habían cesado, lo miro con esa mirada llena de ira que siempre había tenido hacia el y con las ganas reprimidas de no escupirle en la cara todo lo que sentía por el, y se dirigió a la puerta, sin siquiera hacer la más mínima seña de quererse despedir de él.
Salió de ese almacén sin saber bien adonde ir, o que es lo que debía de hacer, solo quería una vez más llorar por lo frustrada que se sentía y por las ganas contenidas que había tenido que reprimir para no insultar a ese ser que la había engendrado y por el que sentía tanto desprecio y desgano.






Lo único que se le ocurrió en ese momento, fue acudir a su amiga de años, - pero a la cual no frecuentaba, porque a Rosa, nunca le había terminado de agradar por su carácter tan irregular- Luciana Villegas; una chica de 17 años bastante resuelta y extrovertida, que vivía en su casa de San Andrés, en compañía de sus dos únicos hermanos; Lucio y Martin, uno más desenfadado que el otro; pues sus padres llevaban muchos años viviendo en Argentina y solo se dedicaban a mandar todo el dinero que sus hijos “necesitaban” para vivir, sin tener nunca en cuenta, en que gastaban dicho dinero y como Lucio el mayor de los Villegas, administraba el peculio familiar.- laura siempre pensó que esa familia desorganizada nunca se diferenció mucho de la suya y en el fondo eso le causaba un poco de gracia – Es así como llego nuevamente hasta aquella casa, a la que no iba ya hace muchos años, después de haber tenido en la misma, un incidente en el que ese momento prefería olvidar. Toco el timbre de entrada, pues la reja había estado abierta y casi de inmediato, salió por ella Martin el segundo de los Villegas, con los ojos rojos como inyectados de sangre, y el cual sonrió al verla en el hall de la casa. – Hola, Laurita y ese milagro que vienes por acá? Es que acaso va a llover o estas metida en un lío de aquellos y por eso traes esa cara de poco amigos. –



Hola Martin, le dijo laura con un hilo de voz, -del que esperaba Martín, no hubiera logrado percatarse- no ha pasado nada del otro mundo, solo he venido a buscar a Luciana, pues necesito conversar un momento con ella; es acaso que puedes avisarle, que me encuentro aquí.





Claro Laurita, relax ahora subo a participarle de tu estupenda llegada; claro si logro sacarla de la cama, pues se amaneció bebiendo, mientras tanto puedes ir sirviéndote lo que quieras del bar, o sigues con esa estúpida idea de que el licor hace daño al organismo y te denigra. – Jajajaja.- rió estruendosamente y siguió su camino por esa lujosa escalera.


De pronto escuche esa vos retumbante y a la vez melodiosa de mi amiga de años

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