
En la noche del 29 resulté con Carlos con mis primos y muchos amigos de mi edad en ese vaivén de comparsas y rondas que desplazaban a la multitud como si fueran rebaños perdidos al pie de los castillos y de tantos fuegos artificiales que a pocos se iban terminando de armar, en una de esas movidas de rondas y bailes, una pantalla pirotécnica empezó a dar sus...